miércoles, 14 de marzo de 2007

Como la chica del Jardín Botánico


El otro día estuve por el botánico. Estuve un rato filosofando sobre lo bueno que es permitirse (¿o será obligarse a?) no buscar estímulos... aunque sea un rato. Aburrirse para pensar.

Claro que después empecé a pensar en que me aburría. Y salí a mirar los cartelitos de los árboles -todos con nombres de por lo menos 8 sílabas-, los gatos, las hormigas, las vecinas que le dan de comer a los gatos y las estatuas. Entonces, me iluminé.

Qué lindo el pelo de la estatua de la fuente del botánico. Yo quiero tener el pelo como la chica del botánico. (pssst... algunos días lo tengo así).

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